Ya sea porque un juego llega en el momento adecuado para alguien o, sencillamente, porque resulta una experiencia que marca un antes y un después en tu vida como jugador. GRIS es un juego que deja huella, una obra de la que te sientes muy afortunado de haber sido partícipe cuando terminas. Os contamos por qué GRIS es un videojuego que, bajo ningún concepto, podéis perderos.
GRIS entra por los ojos. Y por los oídos. Desde el primer minuto, nos encontramos con un apartado artístico absolutamente único, cautivador y que va acompañado por una banda sonora sencillamente increíble. GRIS quiere contar una historia, y sus creadores saben que un mensaje, sin ser apoyado por los valores adecuados, no cala igual de hondo.
Por eso en GRIS siempre sobran las palabras, como esas palabras que le faltan a su protagonista, y que nos contará una historia magistral sin poner una sola línea de texto o de diálogo en pantalla. Con GRIS reiremos, lloraremos, tendremos que dejar de jugar -rotos por el dolor- o nos daremos cuenta de que tenemos la vista nublada por lágrimas de felicidad. Y todo eso se consigue por una combinación entre apartado artístico y banda sonora que resulta tan bella, tan cautivadora, que cuando lo terminas sólo sabes quedarte acurrucado en el sofá sin saber muy bien cómo un videojuego ha sido capaz de transmitirte tanto. GRIS es una de esas experiencias que todo el mundo debería poder disfrutar, un juego que va a cambiar mucho en tu manera de sentir y comprender.
Una historia, que sin ser contada en ningún momento y estando absolutamente libre a tu interpretación, debería ser obligatoria para cualquier jugador. Hagamos un trato, ¿de acuerdo? Juegalo. Si no lloras, si no se rompe algo en ti, si no se te pone la piel de gallina cada cinco minutos, no… en fin, no sé qué decirte. Quizá seas depiedra. Con todas las desventajas… y ventajas, que eso conlleva. Pero ojalá GRIS sea capaz de transmitirte tanto como lo ha hecho conmigo.
Mi trato es que, si el título de Nomada Studio no te hace ser un poco mejor cuando lo termines, vuelvas aquí a decirme que no llevaba razón. Solo te deseo que te afecte la mitad de lo que lo hizo conmigo, porque entonces habrás vivido una experiencia maravillosa. Y, hazme caso, siempre es el momento. Si has tenido un mal día, es un gran momento para jugarlo. Si has tenido un buen día, es el momento. Y si tu día ha sido regular, si crees que podías haber prescindido de él en tu vida… joder, entonces es el mejor momento para GRIS.
GRIS se centra en un viaje, absolutamente libre para la interpretación, como os comentaba antes. El final del juego es tan libre a la interpretación, tan personal (como ya pasó con otros títulos como JOURNEY) que es posible que para ti resulte lo más importante, o lo de menos.
Pero lo que queda claro de GRIS es que lo importante es el viaje. En todo momento, en el título de Nomada Studios vives el “ahora”, sientes el presente. De un momento a otro, el juego te rompe o te reconstruye, al igual que lo hace su mundo. Irás comprendiendo, poco a poco, y desvelando la historia que el juego quiere contarte. Pero céntrate en el viaje, en disfrutar de cada momento del juego, porque cada momento esconde algo, cada momento tiene un toque especial que te hará darte cuenta del poder que un mando y una pantalla son capaz de transmitirte.
Si tuviera que quedarme con lo que más me ha gustado de GRIS, incluso por encima de su apartado artístico, es su banda sonora. El pilar fundamental del título es la forma en la que juega con la combinación entre diseño y música, algo constante y genial. Es una de las bandas sonoras más bellas que, personalmente, he tenido la oportunidad de escuchar en un videojuego, y creedme cuando os digo que éstas son mi fetiche dentro de nuestro mundo, y que es en lo que más me fijo siempre de un videojuego, al igual que me ocurre con el cine.
Para mí, la música es absolutamente terapéutica, y las composiciones tienen algo tan especial, tan capaz de curarte en todo momento, de reconfortarte, de transmitirte… Sólo, tenéis que escucharla. Tenéis que vivir esa combinación tan especial de escenarios, momentos y canciones que no ofrecen en GRIS, y que son la clave de todo el huracán de emociones que sólo GRIS puede llevar a cabo.
Con una duración de entre tres y cuatro horas, a lo sumo, y unos controles extremadamente sencillos (GRIS es, al final del día, un plataformas donde lo que haremos la mayor parte del tiempo será movernos de izquierda a derecha y saltar), el título consigue crear un hilo jugable que nos mantiene enganchados de forma constante. Hay pequeños puzles, sí, pequeños secretos y una serie de “poderes”, podríamos llamarlos, que iremos desbloqueando y que nos ayudarán a avanzar por nuevas zonas.
Pero eso no es lo importante, GRIS se basa en la sencillez, en ofrecerte una experiencia que sea fluida, de impacto constante y que no sea vea entorpecida por una dificultad elevada o retos que te frenen o paralicen. Por eso, aunque sea sencillo, el mensaje es tan potentey su belleza es tan deslumbrante, que es un juego para cualquier tipo de persona. He podido jugarlo solo, llevándome ese recorrido la primera vez unas cuatro horas. Después lo he jugado por segunda vez reduciendo su duración hasta las tres horas porque, los pequeños secretos que esconde, ya los sabía. Las dos veces he acabado con un llanto inconsolable de… felicidad. Es extraño, pero creo que lo juegue las veces que lo juegue, las emociones que GRIS me provoque en cada momento se mantendrán inalterables.
GRIS es un juego maravilloso. Una experiencia inigualable para todos los públicos que gracias a su precioso apartado artístico, su sencillez jugable y su banda sonora cautivadora consigue trasladar lo que quiere comunicar (o, mejor dicho, hacer sentir) a cualquier persona.
Una de esas joyas que, entre tanto shooter, juego complejo y Triple A de producción multimillonaria, nos demuestra que en los videojuegos aún hay margen para hacer algo radicalmente diferente, como ya vimos en juegos como «Dead Cells» o «Hollow Knight«.
Para analizar “GRIS” hemos utilizado: