El juego salió en abril de 2017 -en PC y PlayStation 4- y en julio -en Xbox One- y trajo al sector un aire diferente mientras los jugadores de todo el mundo estaban siendo extasiados por culpa de los lanzamientos que, desde marzo, se estaban viendo («Zelda BOTW», «Horizon Zero Dawn», «NiOH», «Nier: Automata»). El panorama de los videojuegos estaba experimentando una serie de títulos de mundo abierto en los que pasar cientos de horas delante de la pantalla y parecía que nada nos haría soltar el mando de dichas aventuras.
Pero entonces apareció «What Remains of Edith Finch», título de apenas dos o tres horas de duración, hecho por un estudio nada pretencioso, «Giant Sparrow», y con un precio reducido y recomendado de 19,99 euros. Vamos, un videojuego indie con todas las letras. Uno de tantos que salen cada mes. Pero sólo que esta vez no iba a ser uno más en la lista.
El juego comienza con nosotros en una especie de barco (no se sabe si en un ferry o en una de esas embarcaciones que están en los lagos que cruzan de lado a lado varias veces al día), y una voz en Off nos va relantando que somos el último miembro de una larga y trágica familia, que durante años ha visto como todos los integrantes de ésta han ido muriendo. De una u otra forma.
La voz en Off corresponde al diario que llevamos encima, la cual nos va leyendo las páginas según avanzamos en la historia. Y pertenece a Edith Finch, la última superviviente de la familia. Que, empujada por las últimas voluntades de su madre, se propone descubrir el oculto secreto que rodea a la familia Finch.
La historia que esconde «What Remains of Edith Finch» es realmente misteriosa y macabra en ciertos momentos, pero con unos toques de fantasía e imaginación que consiguen despertar todo tipo de sensaciones al jugador, a la vez que su curiosidad.
El juego nos deja a la entrada de la casa familiar -una edificiación que no pasaría el examen de ningún arquitecto- la cual se eleva casi sin fin hacia el cielo. Nuestro trabajo será caminar por el terreno, descubriendo los primeros detalles de la historia, hasta llegar al hogar de los Finch.
Una vez dentro, un laberinto de puertas atrancadas, pasillos y escaleras nos espera. Y todo esto con la casa hecha un desastre (llena de cajas, ropa y tratos por todos lados). Nuestra labor será ir recorriendo las habitaciones de todos los miembros de la famalia para descubrir cómo, cada uno, perdió su sitio entre los vivos.
Los que nunca hayan jugado a un «walk simulator» pueden sentirse extraños cuando lleguen a este título, pero se acostumbrarán rápido, ya que «Giant Sparrow» ha dado con la tecla para contar esta aventura nada habitual.
Lo que podemos hacer como jugadores es andar, probar a tocar las distintas puertas u objetos repartidos por la casa (los cuales a través de un pequeño símbolo luminoso nos indican que se pueden manipular) y, de vez en cuando, pegar muletazos o cazar, pero esto último sólo en tramos muy concretos y especiales de la historia.
Sobre lo que se cimenta el videojuego es en la historia. Una historia llena de nostalgia, añoro de tiempos pasados -que no necesareiamente mejores- y de amistad y cariño entre familiares. En mucho momentos el jugador puede verse representado en la relación de los miembros de la familia y esto hace que cale aún más la historia.
La forma de contarla, de desarrollarse, de presentarte a los personajes y de conocer sus finales, hace que el premio a mejor narrativa esté totalmente justificado. Pocas veces había experimentado yo, como jugador, una historia que me absorbiera tanto y que, a la vez, me dejase una sensación de vacío al terminarlo.
El análisis es corto, más de lo normal, pero es que el juego dura dos horas y no podría extenderme más sin revelaros imperdonables destripes. Cómo conclusión decir que el juego es una de esas maravillas que deben ser jugadas. De esos juegos que te llegan al corazón con su ternura. Su nostalgia y su banda sonora -la cual es exquisita en todas las partes del juego- pueden derribar hasta a la persona de corazón más frío. Pero sin tirar de clichés ni de tópicos fáciles, simplemente con una historia muy bien contada.
El sentido de este juego, o así lo he percibido yo, es que hasta la persona más insignificante merece ser recordada y que sus seres queridos le dediquen un momento a entenderlo y a amarlo si bien en vida no quisieron o pudieron. Por muy vacias o simples que puedan parecer alguna personas, por dentro todos tenemos un mundo interior que no debería perderse.
¿Sabéis ese deseo que algunos jugadores tienen y que consiste en poder olvidar juegos que ya se han pasado para poder volver a jugarlos y descubrir la historia como la primera vez? Cuando juguéis a “What Remains of Edith Finch” pediréis ese deseo en cada cumpleaños cuando sopléis las velas.
Para analizar “What Remains of Edith Finch” hemos utilizado: