¿Os parece que la idea es poco original? Pues tenéis razón, así que vamos a quitarnos este peso de encima. Porque la historia de Tacoma no se va a llevar ningún premio, ni va a volaros la cabeza, ni es nada que no hayáis visto antes una docena de veces y es probablemente su punto más flojo. Pero no os vayáis todavía, acabamos de empezar y a partir de aquí la cosa mejora, creedme.
Porque, y de nuevo me reitero, aunque estemos en un argumento que encajaría con cosas como “Alien”, “Dead Space”, “Metroid” y “System Shock”, la gente de The Fullbright Company no nos van a poner en la piel de ningún aguerrido personaje de ficción, armado hasta los dientes, que tenga que hacer frente a oleadas de alienígenas hambrientos o a una IA megalómana y homicida. Desde el estudio de desarrollo han decidido hacer las cosas un poco distintas, y nos ponen en los zapatos de Amitjyoti (Amy para los amigos) Ferrier.
Amy es una contratista externa enviada por la corporación Venturi (dueña de la estación Tacoma) para recuperar los datos de la estación y el núcleo físico de la IA, Odín. Y así empieza nuestro periplo como una suerte de servicio técnico del futuro, llegando a la vacía Tacoma.
Nuestra misión no podría ser más sencilla, y es esa sencillez uno de los puntos fuertes de Tacoma. Porque la estación no está colapsando, no nos persigue nadie y además la descarga de los datos de cada sección (separadas en módulos) es bastante lenta. Así que tenemos tiempo de sobra para investigar que ha pasado con la tripulación.
Sí, porque pocas cosas son más entretenidas y morbosas que buscar entre las pertenencias más personales de completos desconocidos. Rebuscar en cajones, papeleras, leer emails y leer conversaciones personales son mecánicas que Tacoma hereda de «Gone Home» (primera obra del estudio), pero en este segundo trabajo han ido más allá.
Usando la excusa de la ciencia ficción se han sacado de la manga una forma de narrativa innovadora, usando la realidad aumentada como vehículo para presentarnos momentos importantes de la vida de la tripulación de la estación.
Y es que no solo de audios vive el hombre, la realidad aumentada nos permite ver, como la tripulación (representada con avatares low-poly de colores) vive su día a día en el espacio. Poniéndole alma a toda esa información que hemos ido recabando a base de leer emails y mirar en taquillas. Esta suerte de grabaciones (que podremos rebobinar cuando lo deseemos para poder seguir varias conversaciones) se apoyan en una interpretación excelente de los actores de doblaje y de un trabajo más que notable de animación.
Dotando a la tripulación de una credibilidad y una humanidad a la que no estamos acostumbrados en el mundo videojueguil. Os podría hablar más sobre los miembros de la tripulación y sus esperanzas y miedos, pero entraría muy fuerte en terreno de “spoilers”.
Y es que en el apartado artístico Tacoma no brilla especialmente, es correcto y en general coherente. La estación se siente creíble y real, y por suerte desde la desarrolladora no se han vuelto locos con lo de la ficción y se han ceñido más a la ciencia, pero aparte de eso no deja de ser una excusa, un escenario intercambiable por casi cualquier otro sin que el núcleo de la historia cambie.
Su mayor problema quizá sea la comparativa con Adrift (otro walking-simulator espacial) que si tiene momentos de dejarte con la boca abierta (y lo hizo unos cuantos años antes de la salida de Tacoma) usando su escenario de una manera magistral, potenciando la sensación de soledad y de impotencia ante la vastedad del espacio abierto.
Tacoma no revoluciona un género que poco a poco se ha ganado su lugar por derecho propio, pero sí que aporta lo suficiente como para destacar, la historia estará muy vista, pero el excelente nivel de las actuaciones hace de este periplo de aproximadamente dos o tres horas de duración una experiencia agradable y enriquecedora.
No es un juego imprescindible, pero sí que es uno muy recomendable, tanto para los amantes del género como para aquellos que quieran iniciarse en el mismo. Si podéis echarle el guante a buen precio no lo dudéis.
Para flotar en gravedad cero hemos utlizado: