Análisis de Shadow of the Colossus, un remake a la altura de una leyenda
- 10 febrero, 2018
- Chema Carvajal Sarabia
Más de 12 años después de su lanzamiento en PlayStation 2, «Shadow of the Colossus» llega en forma de remake a la PS4 con gráficos adaptados a la nueva generación y con la promesa de ser su mejor versión hasta ahora
Sony ha dejado claro que, para ellos, «Shadow of the Colossus» es uno de esos juegos ligados a la compañía y a sus consolas. Es más, si alguien preguntase en las oficinas niponas del gigante tecnológico sobre qué es lo que hace especial a las distintas generaciones de PlayStation éstos te dirían, sin duda, que «juegos como Shadow of the Colossus».
Allá cuando salió el juego original a finales de 2005 en PlayStation 2, miles de jugadores de todo el mundo amaron y se maravillaron con la obra de su creador Fumito Ueda y su equipo «Team ICO». Años después, Sony no dudó en encargar un remaster a los chicos de «BluePoint» para lanzar el juego en PlayStation 3. Y, a no ser que vivas en una cueva, te habrás enterado de que esta semana salió un remake del juego para PlayStation 4.
Esta última versión de «Shadow of the Colossus» es la más ambiciosa y pretende traer la experiencia más cercana a la idea de sus creadores, es por ello que ésta entrega no es un remaster, sino un remake, ya que BluePoint ha creado desde cero casi todo el juego para hacer un título con la misma esencia e idea que el original, pero en la gloriosa alta y super alta definición que permite hoy la PlayStation 4 y su homóloga Pro.
Nosotros no estamos hoy aquí para hablaros de qué cambios han habido -que los diremos-, esa no es nuestra tarea. Sino que hoy, debido a que Tribeca Review no existía en 2005, vamos a analizar, por primera vez, el videojuego «Shadow of the Colossus». Allá vamos.
Pocos dialogos, una historia poderosa
El juego es digno hijo de su padre, Fumito Ueda, así que no esperéis en ningún caso grandes diálogos ni muchos personajes. La historia nos deja con tres personajes: el noble caballero, la doncella muerta y la yegua fiel.
Después de una introducción de unos minutos, donde vemos como el caballero cruza extensos barrancos y lugares inhóspitos para llegar a un antiguo y olvidado templo, entendemos de qué va el juego y cual va a ser nuestra misión durante todo el tiempo. Y es que aquí tenemos que decir que Ueda es de esos creadores que tienen las cosas claras, y nunca utiliza dos palabras cuando puede utilizar una.
Básicamente, una voz en off en un idioma inventado nos pregunta que qué hacemos ahí, en la tierra sellada y maldita donde residen los ídolos (espítitus muy poderosos). Nosotros, que encarnamos al caballero, le dejamos claro que lo único que nos ha hecho llegar hasta allí ha sido la promesa de devolver a la vida a la doncella que le acompaña.
La voz misteriosa nos asegura que eso es posible pero que, a cambio, tendremos que matar a los ídolos, pero como éstos son inmortales, tendremos que vencer a los colosos donde habitan sus almas. Y una vez que lo consigamos, se nos concederá el deseo de resucitar a la joven sin vida.
Una vez aquí, nuestra tarea como protagonistas será la de elevar la espada en aquellas zonas en las que da la luz del sol para descubrir el camino que tenemos que seguir hasta llegar al coloso de turno que tenemos que vencer. Y así sucesivamente hasta vencerlos a todos.
Una mecánica simple pero divertida y desafiante
El juego machaca continuamente el mismo patrón. Buscar colosos, localizarlos, descubrir su punto débil y vencerlos. Y claro, hay colosos de agua, de tierra y de aire, por lo que cada combate es distinto al anterior (casi siempre) y tendremos que adaptarnos a cada medio y a cada rival. Y esto es lo mejor del juego.
Los combates son divertidos y desafiantes. Luchar a lomos de un coloso volador en mitad de un pantano interior mientras volamos a cientos de pies del suelo es, definitivamente, una experiencia incréible y que hace que el corazón te lata más rápido de lo normal, por muy curtido en los videojuegos que estés o por muchos años que tengas -a mí más de un combate me ha puesto de pie después de un buen rato de increíble lucha-.
La gran mecánica del juego consiste en encontrar a los colosos y vencerlos, ambos son los desafíos por los que tenemos que pasar 16 veces de forma obligatoria si queremos desentrañar el final del juego. En cuanto a encontrarlos, decir que gracias a la espada y su señal de luz esto no es difícil, pero cuando hablamos de vencer a los colosos la historia cambia.
Cada combate es distinto, ya sea por el medio, por el tipo de coloso o por sus puntos débiles, por lo que algunas peleas pueden durar 10 minutos porque entiendes a la primera el patrón que sigue el coloso, o bien pueden durar hasta hora y media, como me pasó a mí con cierto rival, porque no entiendes qué tienes que hacer.
Pese a todo, de los 16 desafíos, 15 son accesibles y al alcance de cualquiera que tenga la paciencia y el temple necesario que exige este juego, y sólo uno requiere una gran imaginación y premia mucho el ensayo y error.
Un mundo vacío y a la vez vivo
Cabalgar a lomos de Agro -que es lo que más vais a hacer en el total de horas a lo largo del juego- por el mundo de «Shadow of the Colossus» es realmente impactante. El mundo está vacio, casi carente de vida (a excepción de algunas aves o pequeños mamíferos que se ven en los bosques), y las extensiones de tierra son abismales y sólo están manchadas por algún arbol o alguna pared de roca. Pero aún así, como jugador, sientes que no estás solo.
La sensación es de falsa calma, de una falsa sensación de vacio, que se ve desenmascarada cuando los colosos hacen su aparición y se convierten en los señores y amos del videojuego, con sus increibles diseños, sus pelajes, y sus enormes tamaños. El mundo es de los colosos, y nos damos cuenta desde el primer momento. Somos extranjeros en una tierra que no nos quiere.
En este punto, la banda sonora hace un trabajo fantástico, ya que sólo entra en acción cuando comienzan los combates -tranquila cuando tan sólo avistamos al coloso, y frenética cuando luchamos con él-. Mientras vagamos por las enormes praderas y bosques sólo nos acompañan el repicar de los cascos de Agro y nuestros pasos por la fría piedra. Y esto te llega al fondo del alma en ciertos momentos, en los que te sientes solo y desamparado, superado por la inmensidad de los escenarios.
Un apartado técnico espectacular
El trabajo que ha hecho Bluepoint con el remake de «Shadow of the Colossus» es increible. Jugar a 60 FPS a este juego a una resolución Full HD (1080p) y con un nivel de detalle muy alto es una experiencia francamente impactante. Lo bien dibujada que está la hierba, los escenarios, las paredes rocosas y el pelaje de los colosos es suficiente como para que a BluePoint se le reconozca este remake como uno de los mejor hechos hasta la fecha en el mundo de los videojuegos.
Esta nueva entrega permite un modo en PlayStation 4, que es con una resolución a 1080p y con una tasa de refresco de 30 FPS; y dos modos en PlayStation 4 Pro, un modo cinematográfico, que sube la resolución a 1440p (2,5K) con una tasa de 30 FPS, y un modo rendimiento que mantiene la resolución a 1080p pero los FPS suben hasta los 60.
Nosotros recomendamos el modo rendimiento en PS4 Pro porque creemos que la mejor forma de enfrentarnos a los colosos es a 60 imágenes por segundo, ya que se consigue un manejo mucho más agradable y preciso, y que el movimiento frenético del combate agradece esa mayor tasa de FPS. Además, el juego a 1080p ya luce espectacular, así que ganamos más con el aumento de imágenes por segundo que con el aumento de resolución.
Lo único que se le puede achacar al título es: el molesto efecto popping y las bajadas de frames en la zona del templo. Por lo demás, es practicamente perfecto.
Sobre lo primero decir que es un mal de los juegos de esta generación -recordamos casos como «The Witcher 3», «GTA V», «Shadow of Mordor», etc- y que consiste en que ciertos objetos del entorno vayan apareciendo conforme nos acercamos. Y lo segundo es sólo testimonial, ya que sólo se da en la zona principal del templo, mientras que en el resto del mundo el juego va rocoso a 60 FPS.
Conclusiones
El remake de «Shadow of the Colossus» para PlayStation 4 es un ejemplo de cómo se debe rehacer un juego desde cero sin cargarse la estética y el espíritu de la entrega original, pero adaptándolo a los tiempos modernos, con resoluciones en alta definición, estabilidad de imágenes por segundo, y con controles más agradables y pulidos.
El juego es realmente bueno y adictivo -confieso que me lo pasé de una ya que no podía dejar de matar colosos porque sus desafíos me parecían geniales y divertidos- y deja al jugador que se relacione con el entorno a su manera, sin meterle prisa ni interfiriendo demasiado. No os extraño que a veces os dé por perderos para buscar monedas, templos o barriles escondidos por el mapa.
«Bluepoint» ha estado a la altura de un videojuego que es una leyenda dentro del sector, y lo ha empujado aún más alto de lo que ya estaba. Aquellos jugadores que en su momento disfrutaron con las aventuras de Agro y su jinete, estoy seguro de que disfrutarán como enanos con esta entrega, y aquellos que lo pillen de nuevas verán cómo la fama que le precede está totalmente justificada.
Nota: 9
Equipo de pruebas:
Para analizar «Shadow of the Colossus» hemos utilizado:
- PlayStation 4 Pro
- Nacon Revolution Pro Controller 2
- LG 47LB 650V (1080p LED IPS)