Análisis del Metal Gear Rising: Revengeance, el aporte de Platinum Games a la saga
- 30 enero, 2018
- Sergio Gómez
La historia del «Metal Gear Rising» nos traslada a un 2018 plagado de mejoras cibernéticas, tanques bípedos no tripulados y perros robot con inteligencia artificial
Si os preguntáis por qué os traigo mi opinión sobre una obra de inicios de 2013 (y es una buena pregunta) os diré que hay dos razones, primero porque es ahora cuando me he puesto con ella, y segundo, porque la historia nos traslada a un 2018 plagado de mejoras cibernéticas, tanques bípedos no tripulados y perros robot con inteligencia artificial (mientras, yo sigo esperando que los coches vuelen y que el calzado se ate las cordoneras de manera automática).
Pero antes de meternos con los ninjas del futuro dejadme puntualizar una cosa, «Metal Gear Rising» no es un Metal Gear al uso. Y aunque mantiene el espíritu de la obra de Kojima (que en esta entrega participa solo como productor) con opciones de sigilo (de las cuales puedes pasar completamente), conversaciones de codec y cinemáticas algo más largas de lo deseable, estamos hablando de una aproximación completamente distinta al mundo Metal Gear, y de una fórmula que es el punto fuerte de Platinum Games, el Hack’Slash en estado puro.
Historia pasable, jugabilidad genial
Y que bien le sienta a Raiden (nuestro ninja ciborg preferido y protagonista de MGR) el estilo Platinum, el sistema de combate es sencillo de aprender, pero difícil de dominar, pudiendo pasarse el juego sin aprender a hacer ni un solo combo o por el contrario dominarlos para conseguir la máxima puntuación posible.
Porque aquí está la gracia de Metal Gear Rising, que pasa por una historia bastante floja y por un apartado artístico bastante olvidable, la gracia está en las puntuaciones, en el picarse para conseguir un rango S en cada combate, en acabar con todos los jefes del juego sin recibir daño, en rejugar una y otra vez para superar tus límites. Y todo esto es posible porque el sistema de combate es excelente, es el núcleo central de la experiencia (olvidaos de partes de plataformeo o puzzles innecesarios) y está pulido hasta el extremo.
Hablando del combate, detengámonos por un momento en el zandatsu (literalmente “cortar y tomar”) o modo de corte libre con la cual podremos rebanar a placer a nuestros enemigos (y partes del escenario) para no solo darnos el gustazo de hacerlo, sino que además aporta una capa extra de complejidad al combate en la que, al despedazar a un enemigo en el momento adecuado y por varias zonas concretas de su cuerpo, conseguiremos desde regenerar vida y energía hasta mejoras para Raiden.
Antes he comentado que el apartado artístico no es especialmente memorable (y es así no solo para los estándares de 2018) pero solo en lo visual (la saga Metal Gear en general, aunque técnicamente puntera en algunos momentos, goza de un apartado artístico quizá demasiado frío y genérico).
En lo referente a la banda sonora hablamos de una liga completamente distinta, la obra compuesta en su totalidad por Jamie Christopherson, es una maravilla rock metalera (aquellos que distingan más de 27 tipos distintos de música metal, pueden ponerme a parir ya mismo en los comentarios) que sube la adrenalina en los combates y que te hace querer partirle la cara al jefe de turno una y otra vez.
No todo van a ser sandías para el bueno de Jack
Y ahora vamos con aquellas cosas que a mi parecer deslucen el acabado general del «Metal Gear Rising». Quizá la cosa más molesta sea las conversaciones de codec (clásicas en la serie), no tanto por lo que te cuentan en ellas (la historia se plantea principalmente en estos momentos) sino por la abundancia de las mismas, hay para mi gusto demasiadas paradas en el camino (mientras estamos con el codec se limitan mucho nuestros movimientos), y lo que podría ser un descanso necesario en la orgía de acción que es el juego, se convierte pronto en un corta rollos (sobre todo llegados a los últimos compases del mismo).
La cosa es que como pequeño oasis de paz ya tenemos una parada después de cada zona de combate en forma de tablón donde se especifica nuestra puntuación y por ende lo bien o mal que hemos jugado, convirtiendo a las conversaciones de codec en una molestia mayor de lo que deberían ser.
Y luego tenemos otro clásico de la serie, las cinemáticas que (y de nuevo sobre todo al final del juego) son quizá demasiadas y demasiado largas ((amén de ser videos prerrenderizados hechos con el motor del juego en vez de ser en tiempo real) y aunque aportan a la historia, son otra vez un anticlimax, principalmente las que saltan en medio del combate contra un jefe final.
Para terminar, tenemos la historia que, aunque juega con los tropos clásicos de la saga (el soldado atormentado, atrapado en la ironía de luchar por la paz y el drama de los niños soldado son los dos pilares de la historia) es bastante floja, pero como he comentado antes, uno no juega a Metal Gear Rising por su narrativa, lo hace porque las mecánicas son endiablamente divertidas.
Modos de juego y versiones
«Metal Gear Rising» viene (en la versión de Steam) con todo el contenido incluido, esto es, con todos los DLCs, trajes, armas y dos pequeñas partes de historia protagonizadas por dos de los jefes finales del juego. Además de la historia principal tenemos las misiones RV (una suerte de desafíos que sirven para alargar la vida del juego como para ayudarnos a aprender a dominar los combos). No cuenta con multijugador ni online ni local. La historia (DLCs incluidos) se puede merendar sin problemas en 8-10 horas y las misiones RV añaden 2-3 horas más al conjunto. Conseguir el rango S en todas secciones y desbloquear todos los logros os puede llevar sensiblemente más, y creedme que querréis intentarlo al menos.
Además de la versión de Steam el juego lo podéis disfrutar en Xbox 360, PS3 y Xbox ONE (gracias a la retrocompatibilidad con 360), siendo esta última versión la más disfrutable para los usuarios de consola.
Hablando un poco más en profundidad del port del «Metal Gear Rising» a PC (y primer juego de Platinum en salir en la plataforma) yo al menos me he encontrado con un par de problemillas en mi equipo, como bajadas de frames después de descuartizar en millones de pedacitos a los enemigos (aunque las caídas eran importantes, 20-25 FPS, al ser en el modo tiempo bala y solo durante unos segundos, no afectan gravemente a la jugabilidad, pero siguen siendo molestas) y un glitch gráfico al poner el juego en 1080p, en el cual el pelo de Raiden no se renderizaba correctamente (nada excesivamente molesto, pero notorio al menos).
Conclusión final
Muy, muy recomendado para los amantes del Hack’Slash en estado puro, aquellos que disfruten del género, tienen un imprescindible en este título. Para los puristas de Metal Gear, puede ser una gran decepción porque, aunque tiene todos los guiños y mantiene muchas de las convenciones de la saga, el núcleo jugable es completamente opuesto a los de la saga principal (no olvidemos que esto es un spin-off).
Un juego muy divertido que no se olvida en ningún momento de lo que es. Un subidón de adrenalina pura y de diversión sin tapujos.
Nota: 8
Equipo de pruebas:
Para analizar “Metal Gear Rising:Revengeace” hemos utilizado:
- PC (RyZen 1600, RX 470 8GB, 16GB de RAM)
- Steam Controller y Mando Xbox 360
- Asus VH228T 1080p