Análisis de Hellblade: Senua’s Sacrifice, la llegada del triple I
- 14 diciembre, 2018
- Sergio Gómez
Valores de triple A y presupuesto de indie, esas fueron dos de las premisas con las que Ninja Theory se puso en boca de todos al presentar su último trabajo, el galardonado éxito de crítica y público «Hellblade: Senua’s Sacrifice»
A aquellos que llevéis algún tiempo en esto de los videojuegos, el nombre de Ninja Theory os sonará. No en vano el trabajo de los británicos cuenta con títulos tan conocidos y queridos como “Enslaved: Odissey to the West” y aquel intento de reboot de Devil May Cry que, a pesar de recibir bastantes criticas al anunciarse, demostró el saber hacer del equipo en el campo del hack’n slash. Hoy os traigo el análisis de su último trabajo antes de unirse a la familia Microsoft, «Hellblade: Senua’s Sacrifice».
En general, el estudio de Cambridge ha estado vinculado a juegos de presupuesto medio, los llamados doble A. Por eso, y por lo distinto de su propuesta, “Hellblade: Senua’s Sacrifice”, tomó por sorpresa a casi todo el mundo. Un proyecto con presupuesto de indie, pero con el acabo técnico de un triple A y con una idea muy particular en mente: contar como se vive la esquizofrenia de mano de Shenua.
Un viaje nada convencional
A priori, la cosa no podría ser más normal (para los estándares videojueguiles), “protagonista de la trama se embarca en viaje loco a los infiernos para salvar el alma del amor de su vida”. Un fin de semana más a los mandos de nuestra máquina de juegos favorita. La cosa empieza a cambiar cuando conocemos a nuestra protagonista, Senua, una guerrera que, pese a toda su habilidad, muestra sus dudas y su miedo al acometer el viaje que le espera.
Un viaje que, esta vez, no trata de conseguir un final feliz después de patear unos cuantos culos. Senua se va a embarcar en un descenso al Helheim (el inframundo vikingo) para liberar el alma de Dillion. Sabiendo que, aunque lo consiga, no volverá a verle jamás. Y aquí es donde entramos nosotros, no como una extensión de la protagonista, si no como un acompañante más de la misma en su periplo. Senua sufre de esquizofrenia y esto, en vez de ser un dato con poco peso en la trama, define por completo “Hellblade: Senua’s Sacrifice”.
Acausa de su afección, Shenua estará constantemente acompañada por voces (siendo nosotros mismos una de ellas) que la empujarán a seguir, sacarán a relucir sus dudas e intentarán confundirla a cada paso que demos con ella. También nos acosarán visiones a nuestro paso, que harán bastante difícil, a ratos, distinguir realidad de alucinación. Todo esto sirve para dos cosas, para visibilizar una enfermedad mental bastante incomprendida y más común de lo que imaginamos, y para dotar a Senua de una humanidad pocas veces vista en un videojuego.
Senua se siente viva, real, compleja, fuerte y a la vez vulnerable. Y no es por la historia que nos cuentan, si no por como nos la cuenta Ninja Theory. Al ser una voz más en su cabeza, vemos lo que ella ve, oímos lo que ella oye y, al fin y al cabo, sentimos lo que ella siente. Y aquí está el punto fuerte de “Hellblade: Senua’s Sacrifice”, ni las mecánicas, ni el arte, ni la historia propiamente dicha pueden eclipsar el trabajo magistral de los británicos, en la creación de uno de los mejores personajes de un videojuego en la historia.
Doctor, hay mucho juego en mi experiencia
Utilizo la palabra experiencia y no historia, porque como ya he dicho, lo más impactante de la narrativa de “Hellblade: Senua’s Sacrifice” es su capacidad para hacer que empaticemos con Shenua y su condición mental. Y aquí es donde empiezan, a mi parecer, las malas decisiones de diseño.
Para empezar, lo primero que hace el juego es avisarte sobre lo mucho que se han asesorado sobre la esquizofrenia y sus síntomas. Creo, en mi humilde opinión, que hubiera sido mejor dejar que el jugador descubriera lo que le pasa a la protagonista por si mismo. Da la sensación de que han querido llevar de la mano desde el minuto uno al usuario, para que nadie se pierda el tema principal de la obra. Sin dejar espacio apenas para la interpretación o para sacar conclusiones propias.
Y los problemas solo acaban de empezar. Todo el asesoramiento sobre la esquizofrenia de “Hellblade: Senua’s Sacrifice” sirve, mayormente, para convertir síntomas reales, en mecánicas de juego. Ver patrones, en vez de ser algo sutil que vaya sucediendo en nuestro viaje, se convierte en un puzle repetitivo y falto de gracia a la tercera vez que la repites. Las visiones, que deberían confundir al jugador durante todo el viaje, pasan a ser mecánicas de nuevos rompecabezas y sirven como excusa para meter combates durante el descenso a los infiernos de Senua.
En los combates la cosa no mejora demasiado, son demasiados sencillos (incluso en modo difícil) y en general, aunque tienen toques de hack’n slash, son poco profundos. Además hay demasiados combates en “Hellblade: Senua’s Sacrifice”. No me malinterpretéis, disfruto de un buen combate como el que más, pero al ser tan sencillos y repetitivos, pierden rápido el interés y eso afecta también a otra de las mecánicas del juego, la de la muerte permanente o permadeath.
Permadeath, que en vez de ser presentada usando algunos de los variados recursos de la esquizofrenia (ya sean visiones o voces), se pone sobre la mesa con un triste texto en pantalla, demasiado ansiosa quizá de ser tomada en cuenta. Todo esto, además, para que luego los combates apenas sean un reto. Por eso creo que, menos combates, pero mejor planteados, con un ritmo más pausado y en general más exigentes (recordemos que Senua se enfrenta, mano a mano, a norteños que la superan en numero, tamaño y fuerza física) habrían dado más peso a las derrotas y también más valor a las victorias.
El combate, además, coge la mejor adaptación que hace “Hellblade: Senua’s Sacrifice” de un síntoma de la esquizofrenia, el escuchar voces, y la baja al nivel de mecánica al más puro estilo del sentido arácnido de la saga Arkham de Rocksteady. De repente, toda esa cacofonía de voces que te atormenta durante tu viaje, se pone de acuerdo para ayudarte en los combates, avisando de cuando un enemigo está debilitado y de cuando te van a atacar por detrás. En un momento, una parte importante y genial del diseño del juego, se envilece sacándote por completo de la ambientación durante las secciones de combate.
El folclore nórdico está de moda
Como ya lo hicieran “Jotun” o mas tarde este año “God of War”, “Hellblade: Senua’s Sacrifice” nos sumerge en la mitología nórdica de una manera natural y antiquísima. En el viaje de Shenua, las historias más interesantes de una mitología, tan rica y profunda como la del norte de Europa, no nos las encontraremos gracias a la trama principal. Estarán medio escondidas en forma de relatos que Druth, una de las muchas voces que nos acompañarán, nos irá desvelando según encontremos ciertos totems en el camino y que, al igual que en los títulos antes mencionados, tienen como único propósito enriquecer nuestro conocimiento sobre una cultura, tan bella como desconocida.
Esos relatos servirán también para dar trasfondo a uno de los juegos más cuidados a nivel visual y sonoro de esta generación. El uso de la iluminación es sublime y Senua roza el fotorrealismo más veces de las que uno podría esperar. Y no es solo que el acabado gráfico sea impresionante (más para un título de bajo presupuesto), es que el trabajo de animaciones, captura de movimientos y expresiones faciales es del futuro. Sumado todo esto a un trabajo excelente en cuanto a audio, con las voces grabadas en sonido binaural, un doblaje excelente y una banda sonora que aparece en los momentos exactos, dando fuerza a las ya de por si espectaculares imágenes.
Realidad Virtual: Mayor inmersión, pero a un precio
He jugado también a la versión RV de “Hellblade: Senua’s Sacrifice”. En esencia no deja de ser el mismo juego y se juega exactamente igual, pero con realidad virtual ganamos en inmersión. Y de que manera, ya no estamos ante un juego, nos metemos dentro del mundo de Senua, la acompañamos, esta vez sí, como una voz más, y la veremos y sentiremos como si estuviera justo enfrente de nosotros.
Al menos durante la mayor parte del tiempo, por desgracia, hay cinemáticas que (imagino que para evitar mareos) te sacan del mundo virtual y te plantan en la cara una pantalla 2D de toda la vida para mostrarte ese trocito de historia. No son demasiadas y en general, las cinemáticas más impactantes, se quedan en la realidad virtual, donde pasamos de ver sufrir a Senua, a sufrir con ella.
Quizá la mayor pega que le veo a este juego en RV es la cantidad de potencia bruta que necesita para moverse fluidamente con todo el detalle arriba. Con mi GTX 1070, me ha costado bastante mantener los 90 FPS necesarios para mantener las cosas bajo control en el mundo virtual. Sí que es verdad, que es de los juegos de realidad virtual más punteros. Pero diría que la falta de optimización es algo inherente al título tanto en RV como en su formato más tradicional. Por otra parte, es entendible en un juego de presupuesto bajo y que por lo demás, está muy bien pulido y libre de bugs.
Otra pega de la realidad virtual en “Hellblade: Senua’s Sacrifice” es que, al meternos por completo en el mundo de Senua, los pequeños detalles, como hitboxes mal calculadas o pasos que no dejan huellas en el barro, son lamentablemente más visibles. Como si nos metiéramos de lleno en el rodaje de una película y no pudiéramos evitar ver los cables. Es un pequeño precio a pagar por lo que por otra parte es un añadido más que interesante a un título como el de Ninja Theory.
Conclusiones
“Hellblade: Senua’s Sacrifice” es un juego hermoso y que me ha gustado bastante más de lo que esperaba, a golpe de ambientación e historia. Por desgracia, las malas decisiones de diseño lo convierten en un quiero y no puedo en muchos momentos del título. A mi parecer, es demasiado largo y está en constante enfrentamiento, entre querer ser claramente un juego y a la vez no querer que el jugador se encalle en puzles o combates para que pueda seguir la historia.
Con todo, animo a todo el que lea este artículo a que le de una oportunidad. Porque, pese a sus tropiezos, creo sinceramente que es una gran obra, de la que muchos otros creadores deberían aprender.
Podéis encontrar “Hellblade: Senua’s Sacrifice” en PC (Steam, GoG), ONE y PS4
Nota: 7
Equipo de pruebas:
Para bajar a los dominios de la diosa Hela en “Hellblade: Senua’s Sacrifice” hemos utilizado:
- PC (RyZen 1600, GTX 1070, 16GB de RAM)
- Steam Controller
- Asus VH228T 1080p
- Gafas Windows Mixed Reality LenovoExplorer