Análisis de Sid Meier’s Civilization VI: Rise and Fall
- 19 febrero, 2018
- Joan Lluis Archs
«Rise and Fall», la última expansión de «Civilization VI», no desmerece a la saga. El equipo de Firaxis y 2K Games volverán a tenernos horas frente a la pantalla con el clásico «sólo un turno más»
Fiel a una de las tradiciones de la saga, llega «Rise and Fall», la primera gran expansión de Civilization VI, algo más de un año después de la publicación del juego, poniéndonos nuevos retos a los aficionados para ser dueños y señores del destino del mundo desde nuestro sillón.
La sexta entrega de esta saga ya dio un vuelco importante a la jugabilidad. Introdujo cambios como los distritos, quedando obsoleto aquello de tener cuarenta edificios y diez maravillas dentro de una ciudad rodeada de minas y granjas.
En Civilization VI el desarrollo urbano se complicaba, teniendo que elegir cuidadosamente si dedicábamos un hexágono a una maravilla, a un distrito o a potenciarlo con mejoras para aumentar los recursos disponibles para la ciudad. También cambió la forma que teníamos de usar las unidades civiles, se acabó el tener un trabajador e ir construyendo por todo el mapa lo que necesitábamos.
Se hace necesario meditar correctamente a qué dedicamos las cargas de nuestros constructores, especialmente en el inicio de la partida. Otras novedades fueron el sistema de cartas políticas y la posibilidad de alcanzar la victoria religiosa.
«Rise and Fall» nos obliga a replantear nuestra estrategia para convertirnos en el líder de una exitosa civilización. La presencia de gobernadores y gobernadoras, la vuelta de las edades de oro y la aparición de las emergencias harán que llevar a vuestra civilización al triunfo sea más complejo que nunca.
Para los novatos que no conozcan la mecánica de esta saga, la esencia no puede ser más sencilla: lidera a tu civilización desde que son poco más que un asentamiento primitivo hasta alzarla innegablemente sobre el resto.
La infinidad de caminos para lograrlo es la magia de este juego; ellos te conducirán a una de las cinco victorias disponibles.
- Dominación: la más típica en los videojuegos de estrategia, aquello en lo que el ser humano ha demostrado ser el mejor: la guerra. Conserva tu capital mientras tus tropas conquistan las de tus rivales. Para aquellos que soñáis con ser Alejandro Magno, Cayo Julio Cesar o Kublai Khan, este es vuestro objetivo: pasar a espada (o a pistola o a bombazo nuclear) a vuestros enemigos.
- Cultural: deslumbra al mundo con tus escritores, grandes artistas y músicos, reliquias, museos de arte o arqueológicos y parques naturales. Erige la civilización a la que todos querrían pertenecer y atrae el turismo del resto del mundo.
- Religiosa: una novedad con respecto al Civilization V. Difunde la palabra de tu profeta gracias a apóstoles y misioneros por todo el mundo mientras controlas la herejía en tus ciudades con inquisidores. Cuando tu religión sea la mayoritaria en el mundo podrás lograr lo que la humanidad lleva años intentando: hacer entender al resto que tu señor con barba es el que tiene razón.
- Ciencia: ¿qué dice mejor al resto del mundo que tu civilización ha adelantado al resto por la derecha que lanzar un cohete al espacio?
- Puntuación: tener más puntos que tus rivales al llegar a un turno determinado; ¿pero quién quiere ganar por puntos cuando lo que mola es hacer caer a la lona a tus rivales y ganarles por K.O.?
Cada civilización tiene ventajas e inconvenientes que le impulsan a que sea más fácil obtener una victoria u otra, así que potenciad los bonificadores que os otorgue cada una de ellas y elegid bien cómo queréis llevar a vuestros súbditos a lo más alto.
En las civilizaciones del juego reconoceremos en una primera mirada grandes imperios como la Roma de Trajano, la España de Felipe II o la Inglaterra comandada por Victoria, mientras que otros nos harán googlear dos veces el nombre para saber de quién hablamos. Es el caso del Congo de Mvemba a Nzinga, el mítico Imperio Escita de Tomiris o el pueblo Cri liderado por Poundmaker.
«Rise and Fall», además de traernos ocho civilizaciones nuevas, más maravillas naturales y del mundo, trae novedades importantes en cómo enfrentarnos a nuestros rivales y en las dinámicas del juego. En un primer momento, destaca algo muy simple pero que en nuestra opinión es un gran acierto de este juego: la cronología.
Se trata simplemente de una pestaña, que podremos consultar en cualquier momento, y que se ampliará cada vez que nuestra civilización consiga un logro importante como destruir al inicio un campamento bárbaro, fundar un panteón, la aparición de un gran personaje, encontrar o construir una maravilla, etc. Estos logros darán puntos que están estrechamente ligados con otra novedad: las edades de oro y oscuras. Necesitamos un mínimo de puntos para evitar las edades oscuras y obtener muchos más para entrar en una edad de oro.
Al comienzo de cada época a partir de la clásica, podremos decidir entre cuatro opciones en que se centrará nuestra civilización durante la misma. Esto en las partidas que hemos jugado es muy importante ya que facilita o dificulta obtener los logros necesarios para llegar a las edades de oro. Por cierto, si habéis caído en una época oscura tampoco es el fin del mundo, tendréis disponibles cartas exclusivas de gobierno y, si la superáis con puntuación de edad de oro lograréis una época heroica. En esta podréis aprovechar 3 de las 4 ventajas objetivo de la nueva edad. Eso sí, probablemente os las veáis crudas para mantener la lealtad de vuestras ciudades en este amargo trago de la historia. ¿Lealtad? ¿Qué es esto, Civilization o Total War?
Pues sí, la lealtad es otra innovación sorprendente de «Rise and Fall». Por primera vez, podemos perder y ganar ciudades sin levantar la espada o negociando su compra-venta con el dueño. Ahora tenemos que asegurarnos de que las ciudades sigan perteneciendo a nuestro imperio; esto es especialmente complicado en ciudades que se funden lejos de la capital. Se acabó aquello de mandar a la aventura a un colono protegido por un guerrero al principio de la partida y plantar una ciudad rodeada de recursos de lujo en la otra punta del mundo; con esa estrategia probablemente os quedéis sin ciudad en menos de lo que tardaba Atila en declararte la guerra en el Civilization V.
Las ciudades pierden o ganan lealtad en función de multitud de factores (distancia, políticas, la presencia de un gobernador o gobernadora, etc.). En caso de llegar a cero la ciudad se rebelará y dejará de pertenecer a nuestro imperio, pudiendo unirse en el futuro a cualquier otro imperio que tenga una influencia alta sobre ella.
Los gobernadores y gobernadoras juegan un papel crucial para conservar la lealtad de las ciudades, especialmente aquellas fundadas en otros continentes, además de dar otros bonificadores muy jugosos si los administras correctamente. Cada uno de ellos tiene su propio árbol de mejoras, similar al de las unidades de combate, lo que hace que cada vez que obtengamos un título de gobernador podamos reclutar uno nuevo o mejorar alguno de los que ya tenemos en plantilla.
Otro tema que nos ha sorprendido es la diplomacia de la IA. Las alianzas ahora se hacen con objetivo (económico, religioso, científico, etc.) y van mejorando con el tiempo e interés de las civilizaciones implicadas. Hace que la IA esté más interesada en comerciar y negociar contigo, y reduce los casos de civilizaciones que te pedían acuerdos absurdos y descompensados. Ojo, que la IA está lejos de ser perfecta, sigue manteniendo el clásico rechazar tu amistad después de 50 turnos de alianza para 2 turnos después ofrecértela ella.
Otro cambio es la incorporación de las emergencias, en nuestra opinión lo que menos nos ha convencido de esta expansión. En determinados momentos, como tras un ataque nuclear, el juego declara una emergencia en la que los jugadores pueden unirse o no, en busca de beneficios arriesgándose en la derrota a penalizaciones excesivas.
Conclusiones
«Rise and Fall» se trata en general de una muy buena expansión con novedades interesantes y que conserva la esencia de “sólo un turno más”, manteniéndonos horas y horas pegados a la pantalla. La inestabilidad de fronteras gracias a la lealtad y los gobernadores hace que te preocupe la pérdida de tus ciudades sin necesidad de tener una guerra a las puertas, y el sistema de edades le da mucha emoción a los finales de época aumentando el dinamismo de las partidas.
Las civilizaciones nuevas, como siempre, mejoran la jugabilidad permitiéndote buscar y explorar aquellas que mejor se adaptan a tu estilo de juego y, sobre todo, retarte a ti mismo a modificar tu estrategia y conseguir la victoria con cada una de ellas. Además, como nos tienen acostumbrados los desarrolladores, mantienen los guiños a bromas clásicas de la franquicia, como la agenda oculta de Gandhi en el juego básico o un logro bastante gracioso que puedes conseguir con el nuevo líder de esta expansión para la India, Chandragupta.
«Rise and Fall» es la mejor expansión del juego aun siendo la más cara, por lo que su compra esta justificada. Firaxis y 2K Games mantienen otra tradición del juego que a los malparados bolsillos de los jugadores les agradará menos: la aparición de expansiones y DLC’s nuevos cada poco, lo que puede conllevar que si compramos todas las novedades acabemos pagando más de 100€ por el juego si lo compramos todo de salida.
Nota: 9
Equipo de pruebas:
Para analizar “Rise and Fall” hemos utilizado:
- Portátil HP Omen 15
- Ratón y teclado de Logitech