No todo son «Farcry», «Assasin’s Creed» y «Tom Clancy’s» en Ubisoft, y la compañía internacional está demostrándolo en los últimos tiempos, sacando nuevas IP como este Atomega. Y eso es algo que se agradece en un sector, el de los videojuegos, en el que se tira demasiado de nostalgia y viejas sagas.
El juego que nos ocupa ahora no ha sido desarrollado por Ubisoft, sino por el estudio Reflections, que es propiedad de los francocanadienses, y trae una propuesta sencilla y fresca a los jugadores que no quieren rascarse mucho el bolsillo por un shooter multijugador.
El juego, que vale en Steam 9,99 euros, plantea un mundo futurista, en el que la humanidad y las máquinas ya se han extinguido, y tan sólo quedan los restos de una mezcla de ambos, que son representados por exoformas, y que necesitan ir recolectando piezas para pasar de ser pequeños haces de luz inofensivos a gigantes omegas destructores.
La mecánica del juego es sencilla. Coger bloques morados. Y cuantos más cojas, más fuerte y grande eres, y más fácil es destruir a tus rivales. Y cada vez que mates a un rival te quedas con sus bloques y lo dejas a cero. Fin.
Esta sencillez es buena y mala a la vez. Es buena porque ayuda a los jugadores a pillar muy rápido el truco del juego, haciendo que la curva de aprendizaje sea poco elevada y que casi puedas disfrutar desde la primera partida. Y mala porque hace que te canses rápido. Muy rápido.
La sencillez puede estar buscada de forma predefinida por parte de los desarrolladores, pero es cierto que después de siete u ocho partidas echas de menos algo más de profundidad, aunque sea un modo distinto de juego.
No hay elección de disparos -disparas con el cañón que lleve tu personaje en ese momento, dependiendo de la fase de crecimiento en la que estés- y lo único que hay de aleatorio o distinto son las habilidades que te otorgan los cubiles amarillos, los cuales pueden ayudarte con cosas como tener más aguante o hacer más daño. Nada más.
En nuestra experiencia, una vez que alcanzamos la partida número diez, tan sólo nos divertíamos si conseguíamos que algún amigo se conectara con nosotros para echar unas partidas juntos. Pero claro, todo con amigos es más divertido, así que no sabemos si eso cuenta.
A día de hoy es un juego algo vacío y llano, que por menos de 10 euros puede divertir a un nicho de jugadores a los que les gusta este tipo de títulos, pero que seguramente al gran público lo deje frío. Pero claro, no podemos olvidar que es un indie y que no todo los juegos de disparos tienen que intentar ser «Battlefield 1».
Desde Tribeca Review creemos que el juego no ha alcanzado de salida todo su potencial, pero no descartamos que en los próximos meses se le añadan más modos y mecánicas que conviertan a esta nueva IP en una propuesta más interesante para el gran público.
Para analizar “Inside” hemos utilizado: