Análisis de Ashen, el Souls indie de Annapurna
- 2 enero, 2019
- Chema Carvajal Sarabia
«Ashen» trae una propuesta con un inconfundible olor a Souls, donde tan sólo la estética nos hará quitarnos de la cabeza los juegos de From Software. Acción, ambientación e historia nos llevan continuamente a la odiosa comparación en la que puede no salir bien parado
Muchos nos sorprendimos cuando vimos el anuncio en el E3 de 2015, durante la conferencia de Xbox, lo que parecía un Souls-Like con dibujado Low Poly y mucho misterio, además de lo que parecía (y que finalmente fue) un necesario cooperativo continuo. Pues bien, ese juego se llamaba «Ashen» y prometía ser una experiencia más de un género altamente explotado.
No se puede negar que la expectación por este título no fuese grande y es que no en vano, cuando se anunció, estábamos en un momento histórico donde todos los Souls acaparaban los focos y la atención. Eso sí, desde que se reveló el tráiler, hasta que se ha lanzado finalmente el juego, hemos visto títulos como «Dark Souls III», «Nioh», «The Surge», «Salt and Sanctuary», «Hollow Knight«, etc. Todos ellos siendo puro Souls o bebiendo mucho de este estilo, por lo que es normal que la sed de la gente por este género ya esté algo saciada. Además, y para más inri, sale en pocos meses lo nuevo de From Software, «Sekiro: Shadows Die Twice». Vamos, que juegos del estilo no faltan.
Entonces, y con todo este preámbulo, nos preguntamos: ¿es un clon más de «Dark Souls» que llega tarde? Y, lo que es más importante, ¿es «Ashen» un buen juego? Vamos a verlo.
La historia del Ashen, el ave que trajo la luz
Al principio de todo, en el mundo sólo había oscuridad, hasta que un buen día el ave divina Ashen se posó en las ramas del universo y trajo luz al mundo que protagoniza la historia. Durante esta época todo fue próspero y bienaventurado. Por supuesto, debido a que si no no tendríamos historia, el ave protectora falleció tras varios miles de años, sumiendo al mundo en sombra y tinieblas. A la espera de la segunda venida del Ashen, los buenos habitantes tuvieron que sobrevivir como pudieron ante los señores de la oscuridad, que se hicieron fuertes durante esta época.
Pues bien, ahí entramos nosotros, en mitad de la edad oscura y con la misión de ayudar a un joven Ashen a instaurar de nuevo la luz. Pero los señores de la oscuridad no nos lo pondrán fácil, y el Ashen es aún muy joven como para encargarse por sí misma, así que somos los elegidos en traer la luz otra vez.
Sí. Mundo sumido en oscuridad, luego la luz, luego otra vez la oscuridad, y que si un héroe que todo lo arregle. Es posible que esta historia os suene familiar, qué se le va a hacer.
El juego, desde el primer compás, nos va guiando a través de los distintos personajes que nos acompañan. Todos y cada uno de éstos (divididos en personajes principales y secundarios) tienen su línea argumental, y podremos ir saltando de uno a otro para ir realizando sus misiones como más nos apetezca, aunque con sus limitaciones, por supuesto, ya que algunas misiones nos llevarán a lugares a los que es casi imposible llegar si no hemos avanzado lo suficiente en las otras historias.
En este sentido, y con un mapa que nos indica hacia dónde debemos ir dependiendo de la misión que tengamos seleccionada, el juego es mucho más accesible que un Souls de entrada, algo que los nuevos en el género agradecerán y que a mí no me ha disgustado, ya que en determinadas situaciones puede hacerte la vida más fácil.
El cooperativo necesario
Una de las señas de identidad del juego es que en «Ashen» siempre (o casi siempre) vamos acompañados. El título quiere que juguemos con alguien, ya sea un compañero IA o una persona de verdad, eso no importa. Y digo que no importa si es un humano o la propia máquina, ya que no hay forma de saber si tu compañero es una cosa o la otra, aunque por la manera de moverse el personaje te puedes hacer una idea.
Esta necesidad del cooperativo se hace realidad en los distintos momentos en la historia en los que para abrir una puerta necesitamos cuatro manos (aunque hay una runa que nos permite prescindir de compañero en esas situaciones).
De esta forma, pese a que el mundo es bastante solitario y decadente, no nos llegamos a sentirnos solos del todo, y el tener un hacha a nuestro lado que nos ayuda a sobrevenir los males no está del todo mal. Pero, a cambio, esto convierte el juego en un paseo cuando vamos acompañados, y en un verdadero infierno cuando vamos solos en determinadas zonas.
El juego pasa de un extremo al otro con demasiada facilidad, por lo que nunca os deja bajar la guardia, algo que es de agradecer y que ayuda a meterse en el mundo de «Ashen». No han sido pocas las veces que me han matado por relajarme, creedme.
Un diseño de niveles pobre y falto de imaginación
Sí, sé que puede sonar fuerte este titular, pero es que es así como lo veo. Pese a que el juego promete mucho en los primeros compases, con un escenario que no deja de abrirse y de sorprenderte con cuevas y zonas que no habías visto, incluso después de haber pasado varias veces por delante, una vez que llevas cinco horas jugando te das cuenta de que el título es muy plano y simple en este punto.
El mapa, pese a ser de mundo abierto, da la sensación de que es un pasillo en el que tan sólo hay que ir hacia adelante (y su mapa no ayuda a quitarnos de la cabeza esa idea). Ni si quiera las pocas mazmorras que hay en el juego consiguen que nos olvidemos del ir «tan sólo hacia adelante».
Pero aquí no acaban las malas decisiones en cuanto a diseño, ya que si el escenario es importante para meterte en un juego y sentirlo real (las interconexiones en el primer «Dark Souls» eran de una exquisitez suprema) la elección de los enemigos y su localización parecen haber sido un intento de originalidad que acaba por saturar. Y digo esto porque, continuamente, todos los enemigos nos emboscan. Es decir, todos están colocados de tal forma que cuando nos ataca alguno de frente, ya hay otro que nos estará tirando una lanza o clavando una espada por detrás. Esto puede sorprender las primeras veces, que es cuando surte efecto, pero después de 10 horas de emboscadas tan sólo aburre.
Precisamente si una buena emboscada funciona es porque no la esperamos, pero si nos colocas una en cada pasillo o esquina, al final sólo consigues que el jugador sepa que va a encontrarse y eso es justo lo último que queremos los usuarios. Es, de nuevo, un quiero y no puedo.
Su estética, su mayor aliado
Donde «Ashen» es original sin ningún tipo de discusión es en la estética. Como veis en la fotos, la baja resolución y los modelados simples son el sello que firma cada plano, y es que el Low Poly les ha quedado muy bien a la gente de Aurora44.
El mérito, sin duda, es haber conseguido que el juego luzca bonito (porque artísticamente hay escenarios realmente evocadores, sobre todo las ciudades y las ruinas) con este acabado que da la sensación de que incluso nuestro frigorífico podría mover -no descartéis un lanzamiento en Nintendo Switch dentro de unos meses- sin muchos problemas. Menos es más, en este caso.
Eso sí, precisamente con este apartado técnico tan fácil de mover, no le perdono que el juego a veces sufra de caídas graves de FPS, llegando a cortar la música de fondo en según que zonas. En este aspecto, el juego aún está por pulir, al menos en su versión de Xbox One X que es donde he jugado y donde funciona en 4K nativo y a 30 FPS.
Pero volviendo al apartado artístico, este cambio de estética tan radical ayuda a que no estemos pensando continuamente en sus referencias claras cada vez que guardamos en la piedra ritual (la hoguera, vamos) o que recogemos nuestra escoria de la última vez que nos mataron (las almas, vamos) o que echamos manos del Calabacín Carmesí para curarnos (los estus).
Conclusión
Es inevitable, como habéis visto, pensar en referencias de «Dark Souls» mientras hablamos de «Ashen», ya que el juego es un continuo homenaje a éste. Tanto, que si Miyazaki no hubiese lanzado el juego original en 2011, os puedo asegurar que «Ashen» no existiría a día de hoy.
Pese a ello, y aceptando la condición de éste, el juego de Annapurna y Aurora44 es un buen título, entretenido pese a sus fallos y obvia simpleza, y muy interesante si te gustan los Souls.
Lo malo, y que es lo que juega en su contra, es que vale 40 euros a día de hoy en Steam y Xbox One, y esto es lo mismo (e incluso más) que lo que cuesta «Dark Souls Remastered». Y la verdad, si sois nuevos en este género, no puedo otra cosa que, a mismo precio, recomendaros la obra de From Software antes que «Ashen».
Es un indie con buenas ideas y mecánicas entretenidas, y el que se encuentre en el Game Pass (nosotros lo hemos jugado por un euro estas navidades gracias a la oferta de Xbox) es su mayor aliado. Si tenéis Game Pass dadle una oportunidad sin duda, pero si tenéis que comprarlo en PC ya sí que es decisión vuestra el saber si os merece la pena pagar el precio actual.
Nota: 6
Equipo de pruebas:
Para analizar “Ashen” hemos utilizado:
- Xbox One X
- Mando Xbox Elite
- Televisión LG 4K HDR 55SK8500PLA