Análisis del Fitbit Ionic, el smartwatch más ambicioso de Fitbit
- 26 septiembre, 2018
- Chema Carvajal Sarabia
Medición del ritmo cardíaco y de las fases del sueño, personalización de los temas, una gran esfera, diseño moderno, autonomía de hasta 5 días, pago a través de NFC y localización GPS. Estas son las principales virtudes del smartwatch Fitbit Ionic
Estamos en la época de la información y el control absoluto de todo nuestro alrededor, incluido nuestro cuerpo. Es por ello que cada vez más compañías se animan a lanzar productos que nos permiten cuantificar cada esfuerzo y parámetro medible. Y, a este sector tan específico, llega un nuevo smartwatch llamado Fitbit Ionic, el cual es la apuesta más ambiciosa de la compañía norteamericana Fitbit hasta el momento.
Y decimos que es la más ambiciosa porque, hasta ahora, el sector que Fitbit había atacado era el de las pulseras inteligentes (como la Charge 2 que ya analizamos), pero con el modelo Fitbit Ionic dan el necesario salto a los smartwatches. Eso sí, ahora sus rivales son mucho más duros y difíciles de batir.
Como siempre, empezamos con las características técnicas y sus principales funciones:
- Mide las pulsaciones y pasos en tiempo real
- Detecta las escaleras que subes o bajas
- Monitoriza el sueño a través del movimiento y las pulsaciones
- Es reloj y cronómetro
- Batería de hasta 5 días
- Pantalla: Tamaño de 1,42 «, resolución de 348 x 250 (302 ppp)
- Dimensiones: 29,2 x 21 mm; diagonal de 35,99 mm; grosor de 12 nm
- Conectividad: WiFi, Bluetooth 4.0, GPS y NFC
- Peso: 46 gramos
Después de más de un mes de uso intensivo, en el que he trabajado, realizado todo tipo de deportes y viajado, voy a contar cuales son las virtudes y los inconvenientes de este nuevo smartwatch que, de primeras, consigue entrar por los ojos a los amantes de este tipo de gadgets.
El producto más avanzado de Fitbit hasta la fecha
Sí, puede sonar algo pretencioso, pero es que es la pura realidad, y es que dentro de la compañía americana no había un producto con más sensores y con más posibilidades que la Fitbit Ionic, y esto es se explica al recordar que, por primera vez es un smartwatch y que, además, es su terminal más caro.
Con la Fitbit Ionic puedes contar los pasos, medir la calidad del sueño, saber los kilómetros recorridos gracias al GPS, elegir el seguimiento deportivo dentro de un gran abanico de opciones, llevar tu música, ponerte alarmas, consultar el tiempo y pagar tus compras.
Sí, estas son más posibilidades que las que nos ofrece pulseras como la nueva Charge 3. Es decir, estamos ante su terminal más avanzado y, por ello, hay que dedicarle más tiempo al día para, de verdad, aprovecharlo.
¿Ha mejorado en sus labores como medidor?
Seamos sinceros, casi todo el mundo que se hace con una pulsera o smartwatch de este estilo lo hace porque le interesa saber los pasos que da, lo bien que duerme y las calorías que ha quemado en el gimnasio, casi todo lo demás es bastante secundario, ya que estos tres datos son los más importantes según todos los foros que he visitado en mi búsqueda de información estos días.
Pues bien, ¿ha mejorado la Fitbit Ionic respecto a sus hermanos pequeños? La respuesta es que sí, pero no tanto. Es cierto que, modelo tras modelo, Fitbit ha ido mejorando sus medidores, ya sea a base de mejores algoritmos como a una mejora en los sensores, pero los resultados siguen estando lejos de cuantificadores deportivos especializados.
A nivel de pasos y de calidad del sueño, el Fitbit Ionic es el mejor producto de la compañía junto al modelo Versa, y esto se debe a que el sensor se ha agrandado y ahora toma una mejor medición, estando ante un terminal muy fiable para cuantificar cuanto nos movemos y cómo dormimos, el problema viene con la medición de las pulsaciones.
En mis pruebas casi diarias, poniéndolo frente a frente con un medidor de pecho de la marca Polar, el smartwatch de Fitbit tan sólo nos servía como orientador, ya que casi nunca acertaba de forma exacta. Pero, como he dicho, si me valía como valor orientativo, regulando así mejor mi esfuerzo y mi fuerza en cada serie.
Si tienes problemas de corazón o te estás preparando para alguna prueba física a nivel profesional, el Fitbit Ionic no te vale, pero si lo utilizas a modo de apoyo o de guía para medir tus sesiones deportivas, su funcionamiento está a la altura de las necesidades, como es mi caso.
El diseño y la personalización es su punto fuerte
Si nos fijamos en el Fitbit Ionic desde fuera os voy a ser sincero: entra por los ojos. Es bonito, de esfera grande, acabado en aluminio y plástico de buena calidad, y queda entre elegante y deportivo, por lo que no he tenido problema a la hora de llevarlo en la oficina y en el gimnasio.
Sus distintos acabados, como su modelo en colaboración con Adidas, hacen que puedas conjuntarlo con el outfit (vestimenta) que lleves cada día, pero ya el modelo básico, que mezcla el color gris oscuro y metálico queda realmente bien, y en la muñeca se nota seguro y con mucha más presencia que las pulseras de la compañía americana.
Además del buen diseño externo, lo que me ha encantado es que podemos personalizar los temas del reloj, gracias a un gran banco de elecciones que tenemos en la aplicación de Fitbit en el smartphone (app necesaria para realizar casi cualquier acción con el smartwatch), por lo que podemos ir poniendo cada día un fondo y una distribución distinta de los parámetros del reloj.
Esto, por ejemplo, me servía para personalizar el reloj dependiendo del uso que fuese a darle, poniendo un tema clásico para cuando tenía reuniones, y temas más deportivos cuando llegaba a la pista o al gimnasio. Además, el cambio de tema tarda en efectuarse unos pocos segundos, por lo que no es ni coñazo ni te roba mucho tiempo.
Excelente motivador
Otro de los puntos fuertes que tiene Fitbit en su concepción de estos productos que velan por la salud es en lo que concierne a la motivación diaria. Sí, el reloj inteligente no te dejará en paz en todo el día, y te recordará que tienes que moverte, que tienes que dar más pasos, subir más escaleras y quemar más calorías. Hay algo en juego y son dos cosas: tu salud y tu honor.
Lo primero es obvio, ya que en una sociedad cada vez más sedentaria es de cajón que tenemos que movernos por el bien de nuestro cuerpo y de nuestro corazón, pero si a esto le añadimos que nos llegan correos constantes diciendo que estamos en el TOP 3 de pasos mundial y que si subimos cinco escaleras más esta semana ganaremos un premio llamado «escalador», pues claro, así cualquier se motiva. Queremos ser los mejores y presumir de ello.
Además de estas dos formas de motivarnos, con recordatorios y con correos motivacionales, el Fitbit Ionic trae un sistema de entrenamiento gratuito que nos va enseñando ejercicios (a través de vídeos demostrativos) que tendremos que realizar durante el tiempo que el reloj nos diga y que podemos ir eligiendo nosotros dependiendo de si queremos hacer abdominales o, por ejemplo, pesas.
Como smartwatch deja que desear
Sí, hemos hablado de sus virtudes, que no son pocas, pero también nos tenemos que fijar en su utilidad como smartwatch. Y, por desgracia, en este punto es donde flaquea el terminal de Fitbit, que más bien parece una evolución de sus pulseras inteligentes, aunque no vaya falto de potencial.
Y digo esto porque, si bien podemos recibir notificaciones, como que nos vibre el reloj si nos llaman o leer los mensajes de WhatsApp que nos entran, no podemos interactuar con ellos, por lo que no podemos hablar por teléfono desde el reloj ni contestar el mensaje desde la muñeca. Y esto es un paso atrás.
Eso sí, el sistema operativo de Fitbit está abierto para que los desarrolladores puedan crear aplicaciones compatibles o exclusivas, así que es muy posible que el número de Apps interesantes y la cantidad de cosas que podamos hacer con el Ionic vaya siempre en aumento.
Conclusión
Durante este mes intenso de uso ha habido muchas más reflexiones positivas que negativas sobre el Fitbit Ionic. Su bonito diseño, su buen desempeño como reloj y cuantificador, lo ligero que es y su batería que pasa los cuatro días, son motivos más que suficientes para tener muy presente esta opción a la hora de la verdad.
Además, el poder personalizar los temas y el ser tan fácil de intercambiar las correas (para que vayamos siempre a conjunto) me parece otro puntazo en este sector donde la lucha por lucir terminal en nuestra pulsera está tan reñida.
Entre las pocas quejas que tengo tras muchas horas de trasteo y de uso están las que ya he dicho, como que siga sin ser un cuantificador de ritmo cardíaco 100 % fiable, que no llegue a estar a la altura de los smartwatchs de la competencia en cuanto a interacción con el teléfono, y que (y esto es nuevo) no sea difícil de rayar la pantalla, pese a llevar protección Gorilla Glass 3.
Y, para terminar, si a todo lo positivo le añadimos que podemos utilizar el reloj inteligente como método de pago, y que el GPS nos hace localizaciones cada segundo para trazar nuestros recorridos, puedo aseguraros que, si queréis algo similar a una pulsera inteligente pero mejor, con más opciones de diseño y mucho más atractivo, y todo esto sin dejaros una gran cantidad de dinero por el camino, los 250 euros que vale el Fitbit Ionic pueden estar muy bien invertidos.