Las pulseras inteligentes llevan ya varios años en el mercado, aunque parece ayer cuando Fitbit lanzaba su primera pulsera, el modelo «Flex», allá por el año 2013, y que nos abría la ventana a un nuevo mundo. Por entonces lo estaban petando también las pulseras «Nike Fuelband» y la «Jawbone Up». Pese al éxito inicial, los comienzos fueron duros sobre todo por la falta de características y utilidad que tenían aquellos primeros modelos.
Ahora, cuatro años después, podemos ver cómo este sector ha sabido evolucionar y adaptarse a las necesidades de los usuarios y a día de hoy podemos decir que son productos maduros y que si han llegado a convertirse en un habitual en las muñecas de la gente es por el trabajo duro de las empresas del sector, y esto se hace patente después de todo un mes de uso de la Fitbit Charge 2.
Para empezar decir que nosotros fuimos de aquellos usuarios que en su momento nos dejamos arrastrar por la fiebre de las pulseras inteligentes allá por el 2013, cuando Fitbit lanzaba su modelo Flex. La estuvimos usando varias semanas hasta que pasado un mes la guardamos en el cajón y nunca más salió.
Esto no nos ha pasado todavía con la Fitbit Charge 2 y os vamos a intentar explicar por qué, pero antes vamos a dejar pormenorizadas sus características:
Esto es, esencialmente, lo que la Fitbit Charge 2 hace, y ahora os vamos a contar que tipo de uso le hemos dado a todas estas características en un mes en el que hemos, trabajado, viajado, entrenado e, incluso, practicado deportes de mar abierto.
Lo primero que queremos decir de la pulsera es que es útil gracias a que, a diferencia de los primeros modelos, da la hora. Sí, esta tontería hace que no te quites la pulsera, ya que aunque no te interesen los pasos que vayas a dar ese día o las pulsaciones a las que te pones desayunando, el que te de la hora lo convierte en un gadget útil aun cuando no estás monitorizando tu actividad (no olvidéis que para cualquier tipo de monitorización y aprovechar la pulsera al completo es imprescindible bajarse la aplicación oficial de Fitbit en tu Smartphone y sincronizar la pulsera con el teléfono).
En segundo lugar tenemos que hablar de su pulsómetro. Para comparar los datos que nos ofrecía en tiempo real la Fitbit la hemos comparado con los datos de un pulsómetro Polar que tenemos en las oficinas y, si bien las pruebas dejaron claro que la Fitbit Charge 2 no sirve como pulsómetro profesional -en el que cada latido cuenta- podemos asegurar que su trabajo es competente, dando siempre unos valores aproximados y perfectamente orientativos.
Tan sólo hemos notado fallos en los momentos en los que sudábamos mucho mientras realizábamos deporte, perdiendo el número de pulsaciones durante unos momentos, o cuando realizábamos deportes en el mar (remo) en el que las gotas de agua mojaban la pulsera y nuestra muñeca.
En esta sección tenemos que decir que utilizábamos la nueva correa especial de Fitbit para realizar deporte, ya que su material y sus microperforaciones la hacen más resistente y cómoda a la hora de entrenar y sudar. Aún así, para aquellos usuarios que no quieran comprar esta útil correa deportiva, deciros que la correa que viene por defecto no os dará ningún problema tampoco, tan sólo que tardará más en secarse.
En cuanto a la medición de pasos también podemos afirmar que ha mejorado, ya que antes con tan sólo mover la manos nos contabilizaba los pasos y ahora el algoritmo que los reconoce ha mejorado y utiliza más datos para interpretar que estamos andando. Además, reconoce ciertos deportes automáticamente y tras sesiones de entrenamiento (correr, bicicleta o elíptica), aun sin decirle nada, nos reconocía que habíamos estado entrenando y nos decía el deporte realizado.
Respecto a contar escaleras damos fe también de que las mide con exactitud, después de mucho cansancio durante varios días anotamos las veces que subíamos y bajábamos las plantas, al final del día nos daba siempre el número exacto de veces que lo habíamos hecho.
Y no podemos olvidarnos de la monitorización del sueño. Para explicar cómo la pulsera nos detecta el tipo de sueño y la duración tenemos que explicaros que toma dos mediciones: el movimiento y las pulsaciones.
Registrando el movimiento y las pulsaciones (mayores o menores) la pulsera reconoce en qué estado del sueño estamos, ya sea REM, ligero o profundo. Por desgracia, no tenemos aparatos profesionales que nos pudieran servir de referencia en estas mediciones así que tuvimos que dar por fiables los datos que nos arrojaba la pulsera.
Aún así cada mañana, después de mirar los datos que nos daba el resumen de nuestro sueño, podíamos decir que se ajustaba a lo que recordábamos aquella noche, acertando bien en los momentos en los que nos despertábamos a media noche (que viene reflejado en rojo en la tabla representativa), por lo que creemos que la monitorización puede servir de forma orientativa a los usuarios.
La utilidad de sincronizarlo de forma permanente con el teléfono es que nos vibra en las llamadas entrantes y nos sirve como despertador y alarma, algo muy útil para aquellas personas que no llevan el teléfono en el bolsillo del pantalón y no se enteran de las llamadas y los mensajes.
En definitiva, y a modo de resumen, podemos decir que Fitbit ha hecho un gran trabajo con su Charge 2 y ha sabido evolucionar para bien, añadiendo unas características que los usuarios de las primeras versiones llevábamos tiempo demandado.
La pulsera es sobria y elegante, nos sirve de reloj y hace las funciones de cronómetro y pulsómetro de una forma más que decente. Sus mediciones de sueño y su posibilidad de darnos las notificaciones al enlazarlo con el móvil lo convierten en un dispositivo útil al que casi todo el mundo sabrá sacarle provecho.
Su buen trabajo en el apartado deportivo en este tiempo nos ha dejado tan satisfechos que no sólo recomendamos su uso a aquellas personas a las que les interese su salud, sino también a aquellos a los que les gusta monitorizar sus entrenamientos de forma amateur. Por 159 euros, la pulsera de Fitbit hace un gran trabajo y por un precio considerablemente inferior respecto al de sus homólogos profesionales.