El mundo de los micrófonos es enorme y complejo. Cualquier youtuber, cantante amateur, gamer o locutor de podcasts te lo podrá decir (nombro estas profesiones ya que en el mundo de la radio profesional, por fortuna para los amantes de la radio, los equipos son de la máxima calidad), y cualquiera de ellos te podrán citar las horas que pasaron frente al ordenador decidiéndose por qué micrófono decantarse.
Lo bueno del sector del audio es que las franjas de precio son muy grandes, y con los micrófonos pasa lo mismo. Tienes desde los 5 euros hasta los miles, pero no todos manejamos grandes presupuestos pero tampoco estamos dispuestos a comprar algo que no de la talla y que pueda estropear nuestras grabaciones.
Por eso mismo hoy hemos cogido el Blue Yeti Pro para analizar. Un micrófono referente en su franja de precio – entre los 200 y los 250 euros- que promete grabaciones de alta fidelidad sin necesidad de hipotecarnos, pero lo suficientemente caro como para que nos pensemos si realmente vale la pena.
Sus características son:
Y como siempre que llegamos a este punto nos preguntamos, ¿qué significa todo esto? Pues vamos allá con las impresiones después de más de un mes de uso intensivo.
De lo primero que queremos hablar es de su diseño. Robusto, acabado en metal y plástico rugoso. Es bonito y y pesado, cosa que le da un aire a esos micrófonos de la época dorada de la radio norteamericana. La peana, toda metálica y con unos tacos en la parte de abajo para absorber vibraciones y asegurar buen agarre, confiere al Blue Yeti Pro una estabilidad casi perfecta. Una vez que lo dejas en la posición que quieres, éste no se mueve de ahí.
Además de la peana, el micrófono viene con dos ruletas a media altura que nos permiten balancear el dispositivo hacia arriba y hacia abajo. Esta funcionalidad no la hemos utilizado apenas ya que la forma correcta de usarlo es teniendo siempre hacia arriba la parte mallada, según explican los ingenieros de Blue Microphones en su página web (esto es importante porque de forma natural solemos inclinar el micrófono para que éste se enfoque hacia nuestra boca, pero el Yeti Pro está diseñado para recoger el audio siempre de forma erguida, mirando hacia el techo).
El micrófono también viene con varios accesos rápidos en el cuerpo, en forma de botones, que nos permitirán silenciarlo, equilibrar la ganancia, subir o bajar el volumen (si es que estamos conectados a ellos con unos auriculares, ya que tienen salida minijack para cascos) y, lo más importante y útil, cambiar el tipo de grabación que queramos hacer.
Cómo podéis ver en el micrófono de en medio de la foto de arriba, hay una ruleta que pone «Pattern» (debajo de la ganancia), y es la que nos permite ajustar el tipo de grabación que vamos a hacer. Y distingue entre «cardioide», para cuando sólo hay una fuente de audio (en este caso nosotros) y vamos a hablar al micrófono siempre desde el mismo punto – especial para podcast o radio-, «bidireccional», para cuando quieres grabar conversaciones entre dos personas (una enfrente de la otra), «omnidireccional», para cuando quieres grabar los 360 grados de la escena y, por último, «estéreo», pensado sobre todo para grabar escenas musicales donde el origen del sonido es importante (haciendo énfasis en los 180 grados).
Estas funciones son muy útiles cuando le vas a dar más de un uso al micrófono, y realmente se notan los distintos tipos de grabación. Pese a ello, a muchos usuarios les sobrarán opciones, pero como siempre decimos aquí, mejor que sobren funcionalidades a que falten.
En nuestro mes de pruebas al Blue Yeti Pro le hemos dado mucho trabajo. Con él hemos grabado podcasts amateur, hemos hecho programas de radio profesionales que se han emitido en antena – y en los que apenas había diferencia de calidad con los demás locutores-, grabado música y transmitido por Twitch.
En todas estas facetas, el micrófono ha destacada por su versatilidad y, sobre todo, por su calidad de audio. Las tres capsulas de 14 mm que son las encargadas de recoger el sonido dotan de una naturalidad a la voz muy difícil de encontrar en micrófonos de su franja de precio. Esto es algo muy importante, ya que los micrófonos suelen meter ruido, robotizar la voz, o distorsionar el timbre. La voz no suena ni brillante ni apagada, sino natural y clara.
Aunque el micrófono funciona con sólo enchufarlo (tampoco necesita de potencia extra, tan sólo con la entrada USB recibe la energía que necesita), sin necesidad de instalar nada, nosotros le bajamos sus drivers oficiales para ver que ofrecían éstos y, bueno, nos dan opción de cambiar el tamaño del buffer, el modo de streaming, la ganancia tanto de salida como de entrada y, por último, ver la información del producto. Nosotros, como siempre, recomendamos su instalación, pero en este caso no es tan necesario como en otros dispositivos.
Para terminar, después de un mes de uso, nuestro veredicto es que el micrófono Blue Yeti Pro es el más completo que hemos utilizado hasta la fecha por menos de 300 euros. Su robusta construcción, su diseño Old School, sus múltiples opciones a la hora de grabar y su calidad de audio hacen de este producto una opción fantástica para aquellos que buscan buena calidad de audio sin tener que dejarse miles de euros por el camino.